La Cocina Económica ha publicado, como hace cada año en los primeros días de enero, los datos de afluencia a su comedor social durante los doce meses anteriores. Las cifras de 2023 muestran estabilidad en el número de personas que, de media, son usuarios del centro, ubicado en la calle Rubalcava. Oscilan entre las 89,43 de junio y las 113 de febrero, con una media anual de 105 usuarios.
La estadística no ofrece grandes altibajos, manteniendo una línea constante que frena el ascenso continuo que se venía produciendo en los últimos años. Aun así, no se consigue bajar del centenar, algo que sí sucedió en la mayor parte de 2022, cuando solo se estuvo por encima de cien en los dos últimos meses del año y la media fue de 80 usuarios. De todos modos, se ha concluido 2023 mejor de lo que se empezó, pasando del promedio de 116,45 de enero a 109,74 en diciembre.
Las cenas suelen ser menos concurridas, y en este caso la media anual es de 61,34 personas, oscilando entre las 57,52 de mayo y las 69,8 de noviembre.
La apuesta por la transparencia de esta organización incluye la publicación de un informe de la Fundación Lealtad, que hace referencia a las cifras de 2022. La Cocina Económica tuvo unos ingresos de 818.577 euros, procedentes de personas físicas, “destacando las cuotas de socios (20,3%) y las herencias y legados que se recibieron en 2022 (33,1%)”. Los fondos de las administraciones públicas suponen un apoyo importante, principalmente de la Xunta y del Concello de Ferrol (11%).
Los gastos sumaron 559.920 euros, en su gran mayoría para llevar a cabo su misión de dar comida a las personas que lo necesitan. Esto supuso, según este análisis de transparencia y buenas prácticas, un 93,1% del total, con un 91,1 destinado al comedor y un 2% al servicio de atención social. La administración de la entidad que preside Antonio Tostado supone un 5,9% y a la captación de fondos se destina un 1%.
El informe compara además la Cocina Económica con otras 69 ONG de su rango económico. Concluye que en su órgano de gobierno hay menos mujeres que en la media (33% frente a 54%), que ninguno de ellos cobra (el 22% sí tiene algún miembro remunerado), que tiene un gran peso del voluntariado (87% frente al 65% de la categoría) o que todas las empleadas son mujeres (un 100% frente al 77%).
26 dic 2023 . Actualizado a las 17:16 h.
De hacer cola en la Cocina Económica de Ferrol a remangarse la camisa para servir la comida de esos mismos fogones a los que antes eran compañeros de mesa. Y de recibir asesoramiento para arreglar sus papeles en Cáritas a atender a los usuarios que usan las duchas y la lavandería de la entidad. Dos meses y medio después de su llegada a Ferrol, César Vila se ha pasado al «otro lado» y ahora es él quien ayuda a los que más lo necesitan. Lo hace trabajando como voluntario en la Cocina Económica y Cáritas, pero también en Cruz Roja y Adra. «Entre lunes y jueves voy cada día a un sitio y le dedico dos horas de trabajo a cada entidad», explica sonriente.
El caso de este voluntario peruano de 41 años llama especialmente la atención, porque hace pocas semanas su situación era bien distinta. Junto a su pareja, recién llegados a Ferrol, dormían en el albergue Pardo de Atín de Caranza y comían en la Cocina Económica de Ferrol. Fue así durante quince días, hasta que ambos se vieron abocados a la economía sumergida para poder sobrevivir, a la espera de regularizar su situación: él, trabajando en el sector de la hostelería, y ella, enfermera de profesión, cuidando a ancianos. «Ahora vivimos en una habitación alquilada en un piso compartido con dos chicos latinoamericanos», detalla.
César vuelve a estar desocupado e insiste una y otra vez en que su máxima prioridad pasa por arreglar sus papeles para poder trabajar de forma legal. «Venimos a aportar y a llevar una vida normal, como cualquier persona. No queremos que nadie nos regale nada, sino vivir de nuestro esfuerzo», recalca César, que en su país se ganaba el pan como mecánico aeronáutico en el aeropuerto de Lima y también tenía un negocio inmobiliario.
Cuenta que no le iba mal, y precisamente por ello, las mafias que se dedican a la extorsión en la capital andina lo pusieron en su punto de mira. «En Perú la situación ahora mismo es muy mala y hay muchísima inseguridad. Si ven que tienes un negocio, los delincuentes te extorsionan y te amenazan con hacerte daño para que les des dinero. Fue lo que me ocurrió a mí. Di aviso a la policía pero como no tenía garantías de que me fuesen a proteger de forma permanente, decidí marcharme. A mi pareja ya la habían amenazado y a mí me enviaron un sobre con munición dentro a modo de aviso», rememora.
La decisión de abandonar Perú no fue fácil, porque César tiene cuatro hijos de entre 8 y 17 años y no le quedaba más remedio que separarse de ellos. «Mis hijos no corren peligro en Perú, porque yo estoy separado, y viven con su madre, lejos de Lima. Pero dejarlos allí me resultó muy duro. Fueron ellos, sobre todo los dos mayores, los que me animaron a marcharme, porque sabían que en Lima mi vida corría peligro», explica César.
En julio, él y su pareja aterrizaron en Madrid, donde los ahorros con los que habían llegado a España se esfumaron rápidamente. «Esa fue una de las razones que nos llevaron a mudarnos a Ferrol. Aquí la vida no es tan cara como en Madrid y, además, los trámites para regularizar nuestra situación también van más rápido», explica César.
Nada más desembarcar en Ferrol, tanto él como su pareja encontraron una mano tendida en Cáritas, el albergue Pardo de Atín y la Cocina Económica. «En Perú no éramos ricos, pero nunca me faltó techo ni comida, así que jamás tuve que recurrir a una entidad benéfica en busca de ayuda. Por eso, verme en esa situación fue bastante chocante y difícil», apunta mientras recuerda a algunos de los amigos que hizo en el refugio de Caranza, como José o Ricardo.
Tras salir de allí y acceder a una vivienda, la pareja decidió devolver «un poquito» de lo que recibieron ofreciéndose a trabajar como voluntarios. Los dos dedican parte de su tiempo a Cruz Roja, y César colabora además con el comedor social de Rubalcava, Cáritas y Adra. «En Perú ya hacíamos voluntariado y al llegar aquí decidimos continuar con esa labor. Yo siempre le digo a mis hijos que no hace falta tener dinero para ayudar a los demás. Tal vez no puedas dar un cheque a una oenegé, pero el tiempo también es muy valioso, y eso de momento no me falta. Aquí se portaron muy bien conmigo y siento que ahora es a mí a quien me toca ayudar. Además, hacer voluntariado es una buena manera de integrarme en este país y conocer su cultura y costumbres», reflexiona César, que también está aprovechando el tiempo libre para seguir formándose y hacer cursos de todo tipo. «Además, he dejado el currículum en varios talleres de coches, porque también tengo formación como mecánico de automoción, y en dos de ellos me han dicho que me podrían coger cuando tenga todos los papeles en regla», concluye con optimismo.
24 dic 2023 . Actualizado a las 01:06 h.
En la Cocina Económica de Ferrol las flores rojas de Pascua recuerdan que es Navidad y de las cocinas salen platos con los aromas típicos de estas fiestas. Vieiras donadas por la Cofradía de Pescadores de Ferrol, pastel de pescado y marisco, cinta de lomo en salsa de pimientos acompañada de patata panadera y, para rematar, un pastel de turrón duro. Con estos mimbres se compuso el primero de los menús navideños que este sábado pudieron saborear en el comedor social de Rubalcava unas 115 personas sin recursos. Y esta Nochebuena y Navidad la solidaridad volverá a sentarse a la mesa con otros dos banquetes igualmente especiales.
«Vienen desde personas sin hogar hasta familias que sí tienen casa, pero no suficientes recursos para hacer frente a los gastos de alimentación», explica la trabajadora social, María Sanjuán, que este sábado estuvo al pie del cañón junto al resto del equipo y voluntarios de la Cocina Económica.
Una de las primeras en llegar al comedor de Rubalcava este sábado fue Lidia Paredes, una peruana de 38 años que dejó su Lima natal hace pocos meses huyendo de la inseguridad. «Tenía una tienda de alimentación para perros y gatos y una banda de delincuentes me comenzó a extorsionar para que les pagase un porcentaje de las ganancias a cambio de seguridad. A mi hija la llegaron a apuntar con una pistola y a mí también me amenazaron», relata.
Estas son sus primeras Navidades lejos de su país. Y aunque Lidia está acompañada sus dos hijos pequeños —Emily y Yeiko, con los que acude a diario la Cocina Económica—, en estas fechas siente el dolor de muchas ausencias: «Las Navidades siempre las celebraba con mis padres, mis tíos, sobrinos… Para nosotros es una gran fiesta y nos reuníamos toda la familia».
A la espera de que se le conceda asilo en España y tener así todos los papeles en regla, Lidia subsiste como puede cuidando a personas mayores, pero este es el primer mes que vive de alquiler en un piso compartido —antes estuvo en el refugio y en casa de una conocida— y sus recursos no alcanzan para hacer frente también a los gastos de alimentación. «Gracias a la Cocina Económica, mis hijos y yo tenemos cada día un plato de comida. Pero no solo eso. También he hecho amigos de Colombia, Venezuela, Perú… Aquí nos ayudamos los unos a los otros y yo puedo decir que he encontrado otra familia», apunta Lidia con cariño hacia sus compañeros de mesa en el comedor de Rubalcava.
A Iván Vicente, otro usuario, lo que más le duele en estas fechas es la ausencia de su padre. «Pasar la Navidad sin él es muy duro, porque estábamos muy unidos. Murió justo antes de la pandemia y desde entonces me siento muy solo», relata este ourensano de 41 años.
Iván no tiene trabajo y cobra 470 euros mensuales de la Risga que apenas le dan para pagar la pensión en la que vive en Ferrol y los productos de higiene y aseo de primera necesidad. Cuenta que el año pasado trabajó haciendo obras para el Concello durante nueve meses, pero desde entonces no le ha salido nada. Con todo, se considerada afortunado de poder pagar la pensión, porque hace años estuvo viviendo en la calle, «y eso sí que es lo peor».
Iván se tiene que marchar, porque ya es hora de sentarse a la mesa. En los fogones, Fina, Fátima, Verónica, Vanesa y Sandralo dan todo para que el menú salga a la perfección, mientras en la sala, Sara y Blanca, dos voluntarias, ya están listas para servir los platos. «Que haya gente así, que se preocupa por los demás, es muy de agradecer. Nunca nos miran mal y siempre tienen una palabra amable hacia nosotros», dice Iván antes de la despedida.
Concello de Ferrol y Cocina Económica firmaron este jueves el convenio nominativo anual por el que la institución local financia con 40.000 euros al comedor social para personas en riesgo de exclusión que gestiona la entidad.
Antonio Tostado, por parte de la Cocina Económica, y José Manuel Rey, por el Concello, firmaron el documento, en un acto en el que estuvo presente también la concejala de Política Social, Rosa Martínez. Desde el gobierno local se han comprometido a mantener la colaboración con la institución centenaria.
El Concello está procediendo estos días a la firma de las subvenciones nominativas en el ámbito del bienestar social y este viernes es el turno de la asociación ASCM.
03 ago 2023 . Actualizado a las 12:22 h.FERROL
Pocos minutos antes de la una del mediodía espera pacientemente su turno para sentarse a la mesa en la Cocina Económica de Ferrol, donde las llamadas colas del hambre han aumentado con la llegada del verano. Si en junio se atendía a una media de 150 personas, la cifra subió a 171 en el mes que acaba de deshojar el calendario. Se llama César Fontalvo, dejó Colombia hace apenas veinte días y es uno de los nuevos usuarios que ha hecho engordar las estadísticas en el comedor social de la calle Rubalcava.
Su historia guarda similitudes con las de otros emigrantes que acuden a diario a la Cocina Económica. Como otros muchos colombianos o venezolanos, César abandonó su tierra natal por la «inseguridad» y la «falta de oportunidades laborales». «Mi hermana fue víctima de una extorsión y a mí me arrancaron una cadena del cuello cuando iba en el bus. Allí no hay seguridad ni tampoco trabajo. Más que vivir se sobrevive», relata César, electricista de profesión.
Pero, además de ese páramo laboral y del aumento de muertes violentas, extorsiones y hurtos, hubo otra razón por la que este colombiano decidió dejar Barranquilla, donde vívía. Cuenta que hace tres años se casó en con su segunda esposa, una colombiana afincada en Ferrol desde hace ya tres lustros, y tras arreglar varios asuntos familiares y laborales en su país, este verano llegó la hora de reencontrarse en la urbe naval. «Ahora ella está en el Reino Unido, adonde se marchó por una temporada para trabajar como limpiadora, pero en pocos días regresará y por fin estaremos juntos», cuenta César.
A la espera de arreglar sus papeles y legalizar su situación en España, explica que su objetivo ahora es echar raíces en Ferroljunto a su pareja, estudiar y encontrar un trabajo para construir una nueva vida a cientos de kilómetros de su país. «Ahora mismo no echo de menos Colombia, solo añoro a mis hijos. Ya son grandes, pero los veía a menudo y se hace duro estar lejos de ellos», comenta.
Antes de la despedida, César revela su intención de estudiar un ciclo de FP relacionado con su oficio de electricista, para tener así un título que avale sus competencias profesionales, y expresa su gratitud hacia todo el personal de la Cocina Económica. «Me vine con ahorros, pero tengo pocos recursos, y mientras no encuentre trabajo, esto supone una gran ayuda».
Los usuarios diarios a los que atiende la Cocina Económica de Ferrol han aumentado con respecto a la pasada primavera (abril y mayo), pero también si se comparan con los que accedían al comedor hace un año. Si en julio del 2022 acudían una media de 137 usuarios cada día, el pasado mes la cifra ascendía a 171.
María Sanjuán, trabajadora social de la entidad, explica que este incremento ha venido propiciado sobre todo por un aumento del flujo migratorio. Y las cifras así lo confirman: si en julio del 2021 los comensales extranjeros representaban un 16 % del total, el mes pasado ya eran el 38%. La mayoría proceden de Colombia y Venezuela, y en menor medida, de Perú y Cuba.
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La memoria de la Cocina Económica de Ferrol correspondiente a 2022 recuerda que en esta comarca se acogió a medio centenar de personas de Ucrania, principalmente por parte de familias locales que sostuvieron con su esfuerzo económico la manutención de las mismas. Con el fin de aliviar esa carga y poder contribuir a la ayuda alimenticia y de primera necesidad, pero no pudiendo los refugiados acudir al comedor, se autorizó excepcionalmente el reparto de tarjetas de compra en supermercado, previa entrevista y supervisión así como con la posterior revisión mensual por parte de la Trabajadora Social.
El coste total de estas tarjetas fue de 18.975 euros, con los que fueron atendidas hasta un total de 47 personas, 18 de ellas menores de edad.
Además, ante la falta de stocks industriales y de garantías de las obras, esta entidad decidió proponer la planeada reforma de la cocina, que debía ejecutarse en el mes de julio, para evitar interrupciones en el servicio así como sobrecostes.
La Cocina Económica cerró el ejercicio, debido en parte a las herencias recibidas, al gasto contenido por el límite de usuarios y a la ausencia de inversiones importantes, con un resultado de superávit de 74.314,63 euros
26 may 2023 . Actualizado a las 00:15 h.
El Espazo +60 de Ferrol de Afundación, la Obra Social de Abanca, hizo entrega ayer del tradicional cheque con la recaudación procedente de la venta de los productos que, de manera artesanal, han elaborado las personas voluntarias que han participado en la edición 2023 del taller solidario de la sede ferrolana. El destinatario del cheque fue el vicetesorero de la Cocina Económica de Ferrol, Federico Formoso. La entidad recibe de este modo una aportación de 2.000 euros recaudados. La variedad de productos que formaban parte de la tienda solidaria incluía desde cestas, bolsos y carteras hasta pulseras, ropa de bebé o bisutería. Esta actividad del Espazo +60 tiene como finalidad el desarrollo de hábitos de reciclado y promueve la creatividad y la imaginación a la vez que fomenta la solidaridad y la cooperación entre los participantes. Está enmarcada dentro del programa «El valor de la experiencia» del Área de Mayores de Afundación, que tiene como objetivo potenciar el papel activo de los mayores en la sociedad y el desarrollo de actividades de voluntariado.
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Las aportaciones de Francisco Javier Tarín, Rafael Aguirrebengoa y José Carlos Enríquez a la reflexión sobre el trabajo digno protagonizó la primera sesión de las charlas en la Cocina Económica. La música la pusieron el acordeonista Joaquín Enríquez y Elisa Esperante con el ukelele y voz.
Este ciclo de charlas nace gracias a la colaboración de la Cocina Económica con la Asociación de Vecinos de Canido, la entidad cultural Muíño do Vento y el Concello de Ferrol. Tendrá periodicidad mensual y ofrece café, charla y música en torno a un tema de interés social.
El proyecto tiene una página web a través de la cual seguir la información sobre las charlas pasadas y futuras, además de incluir un enlace para asistir a la sesión en línea o verla a posteriori.
LA VOZ
21 ene 2023
Con el objetivo de abrir las instalaciones a la sociedad ferrolana y dar mayor visibilidad a su actividad, la Cocina Económica y la Asociación Veciñal de Canido se han aliado en la organización del ciclo Palestra aberta na Cocina. Se trata de un programa que aunará música, café y charlas todos los últimos sábados de cada mes hasta principios del próximo verano y que se estrenará el 28 de enero (a las 18.00 horas) con una jornada centrada en la seguridad y los riesgos laborales.
Los ponentes de esta jornada inaugural serán Francisco Javier Tarín, responsable de seguridad y salud del Metro de Madrid; y Rafael Aguirrebengoa, ex sindicalista, funcinario jubilado y actividad social, quienes hablarán sobre la seguridad en el ámbito laboral en una cita en la también participará como moderador José Carlos Enríquez, colaborador social en varias oenegés, mientras que el acordeonista Joaquín Enríguez pondrá la nota musical.
El presidente de la AVV de Canido, Roberto Taboada, que presentó en rueda de prensa la iniciativa juntoa José Carlos Enríquez y el presidente de la Cocina Económica, Antonio Tostado, avanzó que la siguiente «palestra» (la del 25 de febrero) pondrá el foco en la salud mental y apuntó que tanto Rock School como A Escola da Vaca se han prestado a colaborar con el ciclo en lo tocante a la parte musical.
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